lunes, 5 de abril de 2010

La consagración de la primavera


La primavera, bien acompañada, se hace preciosa. Mientras atravieso el Parque iluminado por la luz de finales de Marzo, pienso en la otra primavera más salvaje de mi infancia. Aquella que no alcanzaba la dignidad de la del Parque Fuente El Berro pero que transcurría condenada a la naturaleza. Aquellas escenas en el Cerro, entre Canillejas y Ciudad Pegaso, rodeado de amapolas, margaritas silvestres y flores de unos despliegues coloristas sorprendentes no volverán… por muchos momentos de espectáculos como este de la fotografía. Hoy se lo he comentado a mi padre, si se acordaba. “Cómo no me voy a acordar”, me ha dicho. Ciertamente, tenía magia aquel derrame de color silvestre mezclado, en alguna de sus interpretaciones, con los escombros inevitables de las reformas de los pisos obreros de alrededores.

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