La presencia gitana puede causar cierto malestar en quienes somos testigos y victimas de algunos “conceptos personales” de este pueblo, los Rom. Pero si nos sentimos profundamente comprometidos con la justicia y los Derechos Humanos, ellos deben de formar parte también de la amplia cultura europea, de la paz y de la libertad. Debemos de examinar y solucionar los problemas de convivencia y para eso, es necesario combinar progreso y humanidad. No, a base de deportaciones indiscriminadas.
Esto es solo el principio, y la historia nos enseña que estas cosas cristalizan, adquieren forma y acaban convirtiéndose en peligrosas estructuras de pensamiento. Las medidas del gobierno francés tan perturbadoras están fuera de nuestra ideología y de nuestras políticas actuales. No debemos dejar anestesiar por intereses subyacentes y debemos reflexionar profundamente en estos asuntos, que ahora no nos afectan directamente, pero son llamados a variar a lo largo del tiempo y a repetirse.
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